Ventilar el dormitorio, una forma de revitalizar tu hogar

Ventilar la casa tiene una función esencialmente vital, nos hace sentir más cómodos y relajados en los espacios. Básicamente, hablamos de intercambiar el aire interior, que generalmente es más denso y viciado, por un aire más puro y limpio del exterior.

De lo que se trata es de convertir esta simple acción en rutina. Es imprescindible que todo ambiente renueve el aire cada día, disipando olores y controlando la humedad.

Tenemos que saber, que una mala ventilación conlleva dificultades que van desde problemas de temperatura hasta la pérdida de energía. Incluso, puede generar falta de oxígeno, que generalmente no es grave, pero que provoca algunos daños en la salud. El aire “viciado” de los interiores se ve incrementado por factores como el vapor de baños y cocinas y los gases de las estufas.

Algunas de las patologías que suelen aparecer en las personas que habitan casas poco ventiladas son las alergias, el insomnio, asma, dolores de cabeza frecuentes, y en los casos más complejos, dermatitis y debilitamiento del sistema inmunológico.

Por el contrario, cuando adquirimos la rutina de ventilar los ambientes, ganamos en confort, salud y bienestar.

Ventilar el dormitorio

Si consideramos todo lo dicho hasta aquí, queda claro que el dormitorio es un espacio al que debemos prestarle especial atención.

En circunstancias ideales, dormimos entre 7 y 8 horas diarias, período en el que nos mantenemos en un mismo espacio, que muchas veces permanece cerrado. La habitación debe estar libre de olores y con una buena temperatura para que el descanso sea prometedor.

Aquí te damos algunas recomendaciones para que tu dormitorio sea un ámbito ideal para descansar libre de microorganismos que pudieran provocar enfermedades.

• Ventilar diariamente: ya lo dijimos pero vale la repetición, ganamos en comodidad y vitalidad

• El momento propicio para ventilar el dormitorio es la mañana. Lo más recomendable es hacerlo durante una media hora aproximadamente. Tomemos en cuenta que en épocas invernales excederse en el tiempo provocará que debamos aumentar luego la calefacción, produciendo un efecto rebote que tenemos que evitar.

• Si las aberturas del dormitorio son pequeñas, un excelente tip es colocar los ventiladores y/o el aire acondicionado en el lado contrario a las entradas de aire exterior, para facilitar la ventilación. Ventilar, impide la acumulación de bacterias y toxinas.

Ventilación parcial y ventilación instantánea

Sabemos que a veces puede resultar un poco complicado, sobre todo durante las épocas de temperaturas más bajas, tomar la decisión de abrir puertas y ventanas y dejar escapar el tan preciado calor.

Sin embargo, podemos tener presente dos formas básicas de ventilar:

• La ventilación parcial que es la más habitual y consiste en abrir parcialmente la ventana durante un tiempo más o menos prolongado. Esta es la ventilación recomendada para el dormitorio, especialmente por la mañana cuando nos levantamos. Sin embargo, en invierno, hacerlo de esta manera nos pone en riesgo de aumentar la aparición de humedad y sus derivados como el moho, ya que el aire se condensa.

• La ventilación instantánea se trata de abrir ventanas o puertas completamente y por escasos períodos de tiempo. Si bien logra mayor intercambio de aire en menor tiempo, este tipo de ventilación requiere ser realizado entre 2 y 3 veces por día.

¡También la cama!

Aún no terminamos con las recomendaciones, te damos una más que te ayudará a mantener la habitación más vital y saneada.

Cuando te levantes, no tiendas la cama de forma inmediata, dejala destapada mientras ventilás el dormitorio.

Cuando vayas a organizarla, recordá sacudir las sábanas, colaborando con su ventilación.

Al menos una vez a la semana dejá el colchón sin vestir mientras ingresa aire puro a la habitación y giralo periódicamente.

La comodidad y bienestar, tuyo y de tu familia, pueden aumentar renovando cada día el aire de tu casa.