Siempre es bueno juntarse con amigos y más si es para compartir una buena comida. En esta oportunidad les traemos una receta que no falla: fondue de queso. Es uno de esos platos que gustan a todo el mundo e ideal para los días más fríos el año.
¿Cuál es su origen?
Muchos sostienen que es una tradición que nació en los alpes suizos, entre los pastores. Al no querer desperdiciar los pedazos de queso duros y viejos los guardaban y los fundían con vino, manteca y huevos. Otros afirman que es una tradición francesa ya que la propia palabra fondue deriva del francés “fondre” que significa fundir. Y a pesar de que los suizos lo crearon, fueron los franceses quienes lo anotaron por primera vez en un libro de cocina en 1794. Cualquiera sea su origen, lo más importante es que hasta el día de hoy se comparte con los amigos o familia como símbolo de confianza.
¿Qué ingredientes lleva?
Queso sobre todo. Pero no cualquiera. Es fundamental elegir bien los tipos de queso que se van a fundir. Los básicos y clásicos son Gruyere, Emmental y Fontina. Aunque también van bien el Cheddar, el Gouda e, incluso, algún queso azul para darle un toque diferente. En cualquier caso, deben ser quesos que se derritan fácilmente. Hay que calcular aproximadamente 200 gr de queso por persona. También se deben tener en cuenta dos elemento primordiales para que la mezcla adquiera ese sabor característico: el vino blanco y el ajo. El vino ayuda a mantener la consistencia de la fondue y equilibrar la grasa.
Para acompañar esta preparación se pueden pensar en múltiples combinaciones. Verduras variadas, pedacitos de carne, salchichas, milanesas, ravioles o ñoquis. El pan es otro ingrediente que no puede faltar.
Receta para 6 personas
Ingredientes para la salsa
- 1 diente de ajo
- 400 grs de queso gruyere
- 300 grs de queso emmental
- 200 grs de queso fontina
- 400 cc de vino blanco
- 60 cc de jugo de limon
- Almidon de maiz c/n
- Pimienta blanca
- Nuez moscada
Procedimiento
Cortar el diente de ajo por la mitad y frotar toda la superficie de la cacerola. Incorporar los 400 cc de vino blanco y el jugo de limón. Dejar calentar y luego agregar los quesos. El queso se debe derretir gradualmente, a fuego lento y manteniendo la temperatura constante, sin hervir. Para que esto sea más fácil es conveniente rallar el queso antes de fundirlo. Utilizar siempre cuchara de madera y hacer movimientos en 8. Mezclar el almidón de maíz con un poquito de vino. Agregar a la preparación y dejar espesar unos minutos. Por último agregar la nuez moscada y pimienta a gusto. Si la mezcla queda demasiado dura, agregá más vino. Si es demasiado blanda, más queso.
Finalmente llevá la ollita a la mesa, con un calentador o quemador para que mantenga caliente y fundido. A disfrutar!